2. ¿Cómo funciona nuestra mente durante el proceso creativo?
En todo caso, y aunque ciertamente no podamos sistematizar de una única forma el proceso de la creación
plástica, no son pocos los estudiosos (psicólogos, neurólogos, pedagogos, etc.) que se han preocupado
en las últimas décadas por desentrañar cómo funciona ese proceso de la creación dentro de nuestra
cabeza. Pero, sobre todo, ha habido también un nutrido grupo de investigadores que se ha planteado
cuestiones en torno a los diferentes modos de estimular ese impulso que nos anima a crear y a canalizar de
manera adecuada el potencial que todos llevamos dentro.
En 1968, el psicobiólogo Roger W. Sperry comienza a hacer públicas sus primeras investigaciones sobre
las funciones que realizan los dos hemisferios del cerebro humano
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. Uno de los principales descubrimientos
de su investigación reveló que nuestro cerebro posee dos modos de pensamiento completamente diferen-
ciados: uno de ellos (el que utiliza sobre todo el hemisferio izquierdo) estaría centrado en un modo de
operar verbal, analítico y secuencial, y otro, en cambio (el del hemisferio derecho), sería más visual, intuitivo,
perceptivo y simultáneo.
A partir de ahí, Sperry concluyó que la mente humana es capaz de procesar la información que recibe a
través de nuestros sentidos de dos maneras completamente diferentes, en función del hemisferio que des-
arrolle el procesamiento de esa información. Siguiendo las investigaciones de Sperry, Betty Edwards, pro-
fesora a la sazón en el Departamento de Arte de la California State University, concluye en 1979 que dibujar
requiere un cambio cognitivo hacia lo que ella denomina la “modalidad D” dentro del procesamiento
cerebral de los datos
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. Esa “modalidad D”, regida por el hemisferio derecho del cerebro, implica una nueva
manera de aproximación a la realidad, lo que supone cambiar significativamente nuestra forma de ver, de
percibir nuestro mundo entorno. Lo habitual en la percepción es que apreciemos las cosas y las procesemos
visualmente mediante un tipo de reconocimiento nominal, de forma lógica y analítica, como impone el he-
misferio izquierdo de nuestro cerebro. Así, en infinidad de ocasiones, sólo percibimos las cosas en la
medida en que somos capaces de nombrarlas, de reconocerlas dentro de nuestros patrones preestablecidos.
Por tanto, la mitad izquierda de nuestro cerebro, es decir, la verbal y analítica, es la que domina durante la
mayor parte del tiempo en la mayoría de las personas. Por su parte, la mitad derecha, es decir, la no verbal,
la intuitiva y global, también va a responder a los mismos estímulos sensoriales pero, sin embargo, reacciona
procesando la información de un modo completamente diferente.
Encontrar las condiciones que induzcan a un cambio de mentalidad a la hora de percibir las cosas de otro
modo, será el primer paso –siempre según Betty Edwards– para procesar la información con el hemisferio
derecho del cerebro; y, en consecuencia, constituirá también un primer paso para iniciarse en el aprendizaje
del dibujo y, por ende, también del proceso de la creación plástica.
En otro orden de cosas, y en lo que a este proyecto se refiere, pero también como complemento al modelo
de procesamiento cerebral que propone Edwards, y que se realiza de forma intuitiva y creativa, otros
autores, como William J. J. Gordon, plantearon también en su día (1961) investigaciones complementarias
en torno a las distintas formas de estímulo de la creatividad, así como al entrenamiento en distintas
estrategias creativas para la resolución de problemas y la toma de decisiones. En concreto, Gordon plantea
un tipo de entrenamiento grupal para el desarrollo de la capacidad creadora a través de lo que denominó
“teoría sinéctica”.
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A través de diversos experimentos con grupos de trabajo, el profesor Gordon ha des-
arrollado esta teoría operacional para impulsar de manera consciente los mecanismos psicológicos pre-
conscientes que, según él, se encuentran presentes en cualquier actividad creadora del ser humano.
Pues bien, el presente proyecto de investigación que ahora se materializa, a través de noventa y tres obras
pertenecientes a treinta y un creadores, se ha desarrollado a partir de los principios fundamentales de esta
teoría sinéctica, de forma tal que, tanto para el planteamiento como para la resolución de problemas y
retos, se ha tomado en cuenta la asociación de imágenes y conceptos que, aparentemente, no tenían una
relación de pertinencia entre sí. Tal y como sugiere Gordon, en el desarrollo de esa capacidad creativa a
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