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través de la sinéctica “frecuentemente se ‘juega’ con cosas aparentemente no pertinentes para: a) generar

energía encaminada a la solución de problemas, y b) provocar nuevos puntos de vista en relación con esos

mismos problemas.”

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Dicha teoría parte de dos hipótesis principales. Una de ellas afirma que la capacidad

creadora de las personas puede ser aumentada si éstas comprenden los procesos psicológicos mediante

los que operan. Pero, lo que es más importante, la segunda hipótesis mantiene que en todo proceso de

creación, el componente emocional va a ser siempre más importante que el intelectual, es decir, el irracional

más importante que el racional. De esta forma, la teoría sinéctica de Gordon vendría a confirmar las inves-

tigaciones de Sperry y Betty Edwars, puesto que esa parte más irracional, emocional e intuitiva se procesa

precisamente en el hemisferio derecho de nuestro cerebro, tal y como ellos proponían.

De acuerdo con estas primeras investigaciones sobre la sinéctica, otro investigador, Nicholas Roukes,

aplicó los mecanismos operacionales del profesor Gordon al mundo específico del arte visual como método

para estimular el pensamiento creador. Para ello, se sirvió de una serie de estímulos sinécticos (o mecanismos

detonadores, si se quiere) que podían contribuir a catalizar nuevos pensamientos, ideas e invenciones en

el ámbito de las artes plásticas. Concretamente, Roukes diseña una lista de veinticuatro verbos o acciones

que estimulan nuestra capacidad de extrañamiento para adoptar un nuevo punto de vista o una nueva

manera de mirar a la realidad con el objetivo de apropiárnosla, transformarla y realizar una interpretación

personal y creativa de la misma. De hecho, esta metodología sistemática que propone Roukes a través de

sus verbos-acciones, en tanto que proceso sinéctico para transformar la realidad y convertirla en algo

nuevo, forma parte intrínseca del procesamiento innato del que todos disponemos a la hora de poner a tra-

bajar (instintivamente) nuestra creatividad. Pero también es cierto que, a medida que desarrollamos nuestro

pensamiento visual, en la práctica normalmente no ponemos en funcionamiento más que algunas de esas

acciones para crear o innovar (según algunas investigaciones, no más de diez). Con ello, estamos cerrando

la puerta a ese otro universo de posibilidades expresivas con las que seguir profundizando en la realidad

para hacer aflorar nuevas ideas, comentarios e interpretaciones sobre la misma.

Por esa misma razón, el método propuesto por Roukes resulta especialmente indicado para el desarrollo

del pensamiento creador, puesto que plantea reflexiones y puntos de vista que muchas veces se distancian

bastante de nuestro modo habitual de enfocar la realidad. Este método permite incorporar a nuestro acervo

expresivo perspectivas y planteamientos nuevos que aún no habíamos contemplado en nuestra manera de

ver y tratar esa realidad de referencia.

Sin embargo, la aplicación de estos verbos o acciones no tiene por qué producirse de forma individual y

aislada entre sí. Es decir, que también podemos contemplar la posibilidad de aplicar más de una de estas

acciones a la realidad de la que partimos. De este modo, vamos trazando un recorrido exploratorio en el

que podemos tomar distintas sendas, potenciar determinados aspectos de un motivo dado y realizar des-

cartes a medida que vayamos experimentando. Sólo así, explorando sin prejuicios, los resultados serán

progresivamente más satisfactorios cuanto más se acerquen a lo que inicialmente pretendíamos expresar,

aunque fuera de forma intuitiva y difusa. En este proceso de experimentación sinéctica se ponen en juego

diversos mecanismos de avance, retroceso, reflexión y reconsideración, puesto que el trazado de la senda

creativa por el que transitemos no podrá estar, en modo alguno, predeterminado de antemano. Los quiebros

y cambios de rumbo en el recorrido a través de esas acciones propuestas, obedecerán en muchas

ocasiones al hallazgo más o menos afortunado de resultados a medida que avancemos, experimentando

con las técnicas plásticas y las herramientas mentales que nos vayamos encontrando a lo largo del camino.

Podremos decir entonces que, en dicho recorrido, el accidente casual también va a tener un papel funda-

mental, impulsado por el método del ensayo y error. Por esa misma razón, el itinerario propuesto a través de

estos mecanismos sinécticos obedecerá a diversos factores, que se encontrarán a caballo entre la casua-

lidad, la intención y la intuición.

De una forma gráfica, el propio Roukes compara este itinerario del pensamiento sinéctico con la típica má-

quina de Pinball, en el que la bola, convertida en estímulo, va a ir chocando y rebotando a lo largo de su tra-