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Además del grueso caparazón que protegía su cuerpo y le daba un aspecto que recuerda a tortugas gi-
gantes, la parte superior de la cabeza estaba también provista por un casquete cefálico que resguardaba
su cráneo. La cola estaba cubierta de un estuche caudal óseo, compuesto de bandas con placas cuya
forma variaba según los géneros. La región ventral, carente de coraza, estaba cubierta por gruesos pelos
como cerdas. Sus cortas extremidades terminaban en unas uñas gruesas y truncadas, que utilizaban para
escarbar en la tierra. Eran herbívoros.
Los gliptodontes vivieron durante el Pleistoceno, colonizaron todo el continente sudamericano, invadieron
América Central y del Norte. Al parecer, la caza masiva practicada por el hombre fue un factor que intervino
en su extinción, hace unos 10.000 años.
Ahora renacen bajo la mirada inquieta y transgresora de un grupo de artistas que, usando los gliptodontes
como referencia, se cuestionan el origen de todas las cosas para transformarlo desde su mundo imagina-
rio.
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Margarita Belinchón y Sandra Illobre
Museo de Ciencias Naturales de Valencia. Jardines del Real.