Esto de la experiencia corporal me hace
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andas últimamente metido, que tienen que
ver con arte y género; el cuerpo como
territorio de lo artístico, pero en especial
como expresión de eso que también, de
alguna manera, ha permanecido en la
sombra y que en ocasiones denominamos
“lo femenino”; es un tema muy complejo, y
apasionante, que también últimamente ha
unido nuestros caminos.
originarios de su creación. Todo queda
predispuesto para tocarse con la mirada.
Una experiencia que se prolonga a través
del movimiento del cuerpo en el espacio
y en el tiempo. Se trata de terrenos para
habitar –no necesariamente para vivir–, que
no ofrecen una visión única del lugar, sino
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obliga a cada uno a descubrir todas sus
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una experiencia (única) similar. Una especie
de paseo perceptivo-afectivo. Como dicen
Enrique Vila-Matas y Dominique Gonzalez-
Foerster en
Marienbad eléctrico
, el arte
es más fuerte como experiencia que
como imagen. ¡Volvamos a la experiencia
corporal!
“Mi cuerpo” no es ni femenino ni masculino,
en tanto construcción política, social y
cultural. Mi tesis doctoral se centra más
bien en aquellas identidades corporales
vinculadas a la idea de
intergénero
propuesta por Judith Butler, con quien
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de algunos de sus discursos sea lo que
tienen de inviable o utópico en la sociedad