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ENTRE LO ANALÓGICO Y LO DIGITAL

Al analizar las fases del procesado técnico que siguen las imágenes, nos encontramos con una circunstancia

muy interesante. Durante el proceso se combinan fases donde la imagen es analógica y fases en que la imagen

es digital. El proceso reúne cualidades de ambos modos de desarrollar imágenes.

El punto de partida de cada obra puede tener diversas procedencias, como por ejemplo haber sido elaborada

directamente con los medios tradicionales del dibujo o la pintura. Pero también una obra puede partir de una

fotografía, en cuyo caso el origen ya es digital. En la fase siguiente, la imagen inicial se convertirá en digital, ya

que es condición necesaria para su posterior procesado serigráfico. Esto se hace escaneando o fotografiando

la imagen. Después, como veremos en el apartado siguiente, viene la adaptación de la imagen al proceso

serigráfico como tal. Este paso se realiza tratando la imagen con el programa de Photoshop, a través del cual se

descompone en lo que serán las distintas pantallas de seda. También éste es un paso de carácter digital y que

es previo al paso siguiente: la creación de la pantalla serigráfica, que se realiza con una impresora digital de

pantallas. Sin embargo, cuando llegamos al paso final, que es el de la estampación, el proceso técnico se vuelve

analógico, ya que la estampación con las tintas es completamente manual. Por tanto, en este momento tenemos

de nuevo la posibilidad de explorar nuevos resultados con la imagen y adaptar los recursos que se derivan de

las acciones directas, pudiendo reforzar la singularidad de los resultados definitivos.

LA SERIGRAFÍA DIGITAL

Los resultados de este proyecto se muestran a través de un medio gráfico concreto: la serigrafía digital. Tal vez

la primera pregunta que hay que hacerse es el porqué de la elección de este medio para configurar las imágenes

finales de este proyecto.

Hay una serie de razones menores, de carácter práctico, que se han considerado a la hora de la elección del

medio, pero la más importante fue la gran flexibilidad de la serigrafía digital en la creación de imágenes. Al hablar

de flexibilidad me refiero a la capacidad de traducir las más variadas características de las imágenes iniciales

de los distintos artistas en resultados que las reflejan y que traducen las distintas sensibilidades. La calidad de

un medio técnico se mide por su capacidad de adaptarse a la idea de la obra y reflejarla sin que pierda su propia

identidad. Y estas condiciones las reúne la serigrafía digital. Este aspecto se constata cuando al contemplar el

conjunto de las propuestas no se perciben como “variaciones serigráficas”, sino como obras que transmiten las

distintas sensibilidades de cada una de las ideas representadas y cada uno de los artistas participantes. En

otras palabras, el medio no se impone al mensaje.

La serigrafía digital es un proceso de impresión y todo proceso de impresión está condicionado a la obtención

de una matriz que será la portadora de la imagen final. Por tanto, para imprimir una imagen con el proceso de

serigrafía es necesario primero crear una matriz. Esta matriz es una malla en la que las zonas de no-imagen

están obturadas y las zonas de imagen permanecen abiertas. Para imprimir la imagen, la malla que la contiene

se monta en un bastidor. La tinta es desplazada por la malla con una rasqueta. La consecuencia de esta acción

es que la tinta atraviesa la malla en las zonas donde no está obturada y se transfiere al soporte o papel.

Si bien éste es el principio general básico de este proceso, hay dos modos de crear las matrices serigráficas.

Uno es el proceso tradicional, que cuenta con numerosos pasos o fases: 1. Paso de la imagen inicial a documento

fotográfico. 2. Descomposición de la imagen en fotolitos o transparencias fotográficas en alto contraste. 3.

Emulsionado de la pantalla con emulsión sensible. 4. Insolación de la pantalla en contacto con el fotolito. 5.

Revelado de la pantalla.

El otro modo de obtener una pantalla serigráfica es el proceso de impresión digital que hemos empleado en este

proyecto.

La empresa japonesa Riso ha desarrollado un proceso innovador de serigrafía creando una impresora de

pantallas serigráficas llamada Goccopro 100. Con esta impresora se han conseguido dos objetivos: reducir

enormemente los pasos técnicos de la serigrafía tradicional y a la vez conseguir una altísima definición en la

imagen final. Todo ello sin renunciar al modo tradicional de estampación manual directa.

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