In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 185 PROCEDIMIENTOS PICTÓRICOS Y RECETAS DE COCINA Tanto en cuanto, la mano descoordinada actúe independientemente y no obedezca a la llegada de la idea transmitida, mientras no la hagamos capaz de actuar fielmente a la intención de la mente para plasmar la idea surgida, persistirá la sensación de haberse interrumpido el hilo conductor, necesario, entre ambos, entre emisor (cerebro) y receptor (mano). ¿Será preciso entonces marcarnos un camino seguro al que poder recurrir siempre para restablecer, permanentemente, la sincronización entre la idea subjetiva gestada desde la mente racional analítica y la mano ejecutora? Si lo analizamos bien, entenderemos, cuán necesario se hace para un artista poder reparar en cualquier momento este fallo emocional que cortocircuita seguir el camino más seguro, desde que la idea nace hasta que se materializa, tal cual. Intuíamos que le corresponde al aprendizaje y a la comprobación técnica sistemática el principal papel. Hemos de hacernos con el mayor acopio posible de experiencias técnicas previas relacionadas (oficio), paralelamente al diseño constante de recursos mentales necesarios, capacitándonos así para hacer frente a cualquier proceso de creación artística y, si es pintura figurativa, con mas razón, pues han de entrecruzarse variados conceptos y formas de representación, hasta conseguir reflejar exactamente lo que imaginas, con éxito. La sedimentación del aprendizaje técnico y la constancia, permitirán mantener casi siempre la conexión, activa, de manera ininterrumpida, hasta que la respuesta en cada minuto del proceso se vea exenta de dudas, sin titubeos en el trazo, incluso cuando se haga necesario cambiar de opinión al instante sobre un mismo resultado. Pues bien, una vez nos hayamos apropiado del suficiente conocimiento técnico, necesario para dar respuesta correcta a la incógnita de la desconexión involuntaria, también precisaremos encontrar, tal vez intuir, algunos vericuetos procesuales eficaces que pudieran guiarnos durante la realización de una obra compleja, en la seguridad de construir y avanzar ahora, sin temor alguno a la interrupción de la idea. Llegando así a la seguridad permanente de transcribir cada idea, en cada momento, solo modificable por una nueva idea mejor, aparecida un instante después. Otra posible conclusión pudiera ser que solamente disciplinando nuestra intuición inconsciente a base de conocer maneras de hacer y experimentarlas, podríamos controlar y canalizar hacia la continuidad en el tiempo estos momentos de visualización y ejecución. Sentiríamos entonces el control sobre todos aquellos recursos necesarios de aprendizaje, después conocimientos, incluso sobre indicativos desconocidos, de cualquier tipo, que surgen de improviso, orientados ya a conseguir mantener siempre despierta nuestra atención, concentrada solo en lo importante, despreciando detalles mal considerados como sobresalientes, algo así como estar listos para abordar una conexión despejada de obstáculos inútiles a la hora de ejecutar la idea. Hubo suficientes momentos en los que nos hacíamos multitud de consideraciones o interpelaciones, con el simple objeto de determinar cuál sería el mejor espacio de conocimiento por ser de mayor utilidad práctica, para priorizarlo y adentrarnos en él. Concluíamos casi siempre que solo profundizando en la adecuada y subjetiva sedimentación de cualquier tipo de conocimiento al que nos hubiera arrastrado la curiosidad, añadido el uso y aplicación lógica organizativa de todos y cada uno de los materiales existentes, podríamos conseguir indispensables y sucesivos chispazos que fueran los auténticos coordinadores de la idea. Ese arranque surgiría tanto de informaciones sedimentadas desde tiempo atrás como de las inmediatas surgidas de nuevos materiales, o tal vez solo de aquellas circunstancias derivadas de la casualidad misma. En cualquier caso, el chispazo ahora serviría para hacer de puente y de paso entre ambas claves: clave emisora cerebro y clave receptora mano, fusionándose ambas en un solo instante, y ese instante se alargarse el tiempo necesario para realizar completamente cualquier idea. Aun sin estar seguros de nada, queríamos o tal vez pretendíamos afianzarnos también en fusionar nuestro creciente conocimiento con el propio impulso intuitivo natural, y las mil maneras de hacer que relataban los grandes maestros en tratados y más tratados de pintura o de cualquier otro modo o procedimiento técnico de interés que hubiera aparecido, incluso vinculado a los más recientes recursos adquiridos, sustituyendo productos

RkJQdWJsaXNoZXIy MjM4MTQz