In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 87 EPISTOLARIO LA PINTURA HUMANISTA DE TERESA SARTO: ENTRE PLATÓN Y ALBERTI Hubo un momento en el que Teresa Sarto meditó sobre el mito de Platón . Este fue el título que puso a una serie de cuadros, óleos sobre lienzo, que destacan en el conjunto general de su obra como un principio, no cronológico, sino conceptual. El cromatismo es diferente: el rojo y el negro reinan en estos lienzos con tanto vigor como en las páginas de Stendhal, a la vez más oscuros y más luminosos. Tienen algo de atardecer extremo, de erupción volcánica o de interior fabril. Tengan el formato cuadrado o el rectangular muy alargado, en todos ellos están presentes la naturaleza y el arte. Ramas y columnas. Frondas y toldos. Tallos y ruedas dentadas. Madera viva junto a hierro forjado. El mito, claro, es el de la caverna. La pintora de la claridad pone al ser humano en el momento oscuro. El cielo rojo recibe una luz que por contraste hace que todas las figuras queden silueteadas. Es el mismo universo de otros cuadros de Teresa Sarto, pero perfilado por contraste. Es el instante del conocimiento. Ahora nos detenemos nosotros donde ella se detuvo, en esta serie pictórica fascinante, porque guarda una meditación sobre la naturaleza y sobre la propia condición humana, elevada a la condición artística. El rojo fulgurante tiene algo de fragua, erupción volcánica, atardecer violento o amanecer amoratado. El negro, que podría subsumirlo, lo realza definiéndolo. Las cosas se ven a la luz de los monosílabos: sí o no. Rojo o negro. Cielo o cosas, el todo o los fragmentos. A tientas pero con una seguridad asombrosa, Teresa Sarto nos guía por esa especie de infierno bicolor, como Virgilio a Dante en la Comedia que un día se calificó de Divina. Podríamos decir que la pintora, de cuya mano vamos, se ha ido deteniendo para sacar instantáneas, pero lo asombroso es que se ha ido deteniendo para pintar óleos. Cada uno de los cuadros y cada una de las series y la colección completa constituye un enigma, que no desmerece los de los renacentistas, aunque su código no puede ser más actual. No se sabe si este momento es apocalíptico o esperanzado. Parece el infierno, pero se dibuja en el cielo. Lo que sabemos es que estamos ante la verdad del mundo. La pintora lo muestra con una valentía admirable. Sabe y no sabe lo que nos está diciendo, como corresponde a los verdaderos artistas. Deja que hable su lenguaje, lo que en pintura equivale a Juan Antonio González Iglesias Poeta, Premio Loewe 2006, CatedráticoUSAL y autor de la sutileza hecha escrito sobre Teresa Sarto, para unmomentomuy especial en su carrera artística.

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