In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

INMEMORIAM DE TU GRAN ALMA DE ARTISTA 68 CAPÍTULO I y tierno, junto a tu mano, capaz de regenerarnos nuevamente hasta enfrentarnos otra vez más, a cada nuevo día siguiente. Encontré tu escrito. Todavía nos une. Se ha ido magnificando el mensaje subyacente que contiene, mejorando como el vino bueno con el tiempo, ese tiempo en el que Savater a los «amigos del tópico» señala cuando repiten: «lo cura todo», a lo que Savater también añade «Sí, por ejemplo la vejez, ¿verdad? ¡Menuda gilipollez!». Piensan que el tiempo remedia, ¿tal vez porque reduce a reflejo misterios íntimos de nuestros arcanos secretos? Tiempo, que por necesidad yo preservo, donde ahora, solo allí te tengo. Sé, cada vez con mas certera convicción, que únicamente dio sentido a mi vida, tu amor, diferente y nuestro, arrebujado en tu compañía cercana, tu presencia gigante y dulce, tu carácter amable y alegre, tu personalidad arrolladora, socarronería cotidiana, hasta en la manera de afrontar irónicamente la más cruel de las desgracias. Pues siendo así tu hábito de vida diario, cuando fue preciso conseguiste felizmente instalarlo en ambos, a modo de cálida coraza, de burbuja envolvente que me arropaba, que nos abrigaba de seguridad ciega para encarar nuestra eternidad infinita del mundo, cuando aun era imposible perderla. Hasta aquel fatídico momento que se interpuso cruel. El quince de marzo que lo cambió todo, a las once y once, cuando te fuiste. Hoy todo es distinto. Es presente que difumina e inquieta mi paz interior que aún es la tuya. Anhelada, conseguida, disfrutada a raudales cuando todavía era para siempre. Hoy, me descubro buscando en tu ausencia extraña otra manera de tenerte porque permaneces en mí, cada día. Porque inadvertidamente te presiento hasta cuando no pienso en ti. Luse, acabó de escribir esto para ti, el quince de octubre del año dos mil diecinueve. El primer día en el que tú santo, Santa Teresa, no podremos celebrarlo juntos. Hace siete meses que te ausentas.