In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 61 Lo cierto es que Maite tenía una magia especial y una capacidad espectacular de transformar cualquier situación negativa en algo absolutamente positivo. Cuando Maite llegaba a cualquier sitio, siempre arrollaba derrochando energía, positividad y toda la alegría que siempre le caracterizaba. Maite era capaz de transformar todo lo malo en bueno, todo lo negro en blanco y, si me apuras, hasta cambiar la noche en día. Creo que Maite está entre esas poquísimas personas que he conocido que destaquen por representar, siempre, estas mágicas cualidades. A nivel profesional Maite ha sido, junto con mi jefa Lucía —que falleció unos meses antes que Maite—, una de las grandes referencias en mi vida. Dos mujeres que han tenido que luchar desproporcionadamente en dos ámbitos profesionales muy diferentes, ambos muy difíciles y tradicionalmente liderados por hombres. Maite en su ámbito artístico ha tenido que romper muchas barreras y ha llegado a conseguir grandísimas cosas a base de tesón y con la misma energía que volcaba sobre todas las tareas que hacía y emprendía. Por eso Maite para mí es un ejemplo de mujer, con esa capacidad de lucha en un ámbito profesional tan difícil. Maite tenía otra virtud maravillosa… y esta era cómo cuidaba y amaba a su familia. Recuerdo que al poco de nacer Carmen, cuando terminaba el último día de permiso de paternidad de Pepo —en aquellos tiempos daban muy pocos días por paternidad—, Maite me llamó al móvil desde un tren Salamanca-Madrid para decirme «Oye, María, voy camino de Madrid porque tú me necesitas». Maite ya estaba con sus problemas de salud y nosotros todavía no sabíamos nada… pero ella tenía clarísimo que debía venir aquí. Estuvo en casa una semana cuidándonos a Carmen y a mí, porque sentía que era lo que tenía que hacer en ese momento y era lo realmente importante para ella. Me gusta recalcar esto porque tanto Pedro como yo éramos mucho más que yerno y nuera para ella. Habíamos pasado de la manera más natural a ser dos hijos más, y así hablaba de nosotros. Yo creo que en este sentido los dos, Pedro y yo, hemos tenido muchísima suerte de formar parte de ese concepto de familia que tenía Maite. Ella nos lo ha transmitido a todos y nosotros lo trasmitiremos a su vez a sus nietos, para que ellos también tengan ese mismo sentimiento de familia a la que ella ha dedicado tanto. Hay muchos momentos que echo de menos junto a Maite… y entre los más grandes están las horas y horas que podíamos estar las dos juntas en la CALEIDOSCOPIO

RkJQdWJsaXNoZXIy MjM4MTQz