In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 171 EPISTOLARIO VIVIENDO A MAYTE Camino de Finisterre, esa casa centenaria con relojes y cuadros que cuelgan de las paredes como santos laicos de un tiempo que es eterno, lugar frecuentado por el talento y la amistad…Nos espera una mesa que esquiva el error de la vida, que busca la perfección, ese manantial de amistad donde entre otros nos encontramos con Mayte y Eusebio, Eusebio y Mayte. Son y actúan como una unidad en perfecta armonía. Mesa larga en el jardín, llena de alegría y comentario ágil, respiro y paréntesis del trasiego de la rutina. Ha florecido la madreselva, el tiempo bueno, el calor bajo y inteligencia rápida, como recién nacida siempre; quizá es la definición de la luz. Se hace la luz entre todos para iluminar un poco más la vida. La mejor bendición de que nos vemos. Empezamos. Llega Mayte hablando de no sé qué, como un sonajero anunciando que empieza el jaleíllo… —Mayte, pero ¿vienes sola? —No, he dejado al sherpa aparcando… Al rato aparecen Pepo y María con los niños. Hay gente que es diferente y no sabemos bien por qué. Y eso porque a veces la evidencia es lo que menos se aprecia. Decía Flaubert que no hay verdad; solo hay percepción. Hay gente cuya carta de presentación es el magnetismo que, más que atraer, arrastra. Son imanes de la vida, de los que no puedes escapar ya, porque en una simple conversación te llevan en volandas a su mundo. Es el irresistible poder de sacarte de ti y formar parte de sus pensamientos y de su secuencia vital. Te cuenta lo que le pasa o lo que le pasó, lo que piensa o lo que cuestiona y percibes que te pasa a ti también, que cuestionas lo mismo. Esa gente que vive antes que tu, que va por delante y además lo ve, lo dice, lo pinta, lo vive. Evidencia la vida que parece que le sobra a borbotones y te sobrepasa con creces. ¿Y no será que la percepción tan evidente es en sí misma la verdad? ¿Y que Flaubert afirmando que la verdad no existe no expresa más que una simple percepción? Cómo puede ser que una percepción tan clara sea algo distinto de la verdad. Mayte es el color, la percepción constante, la vida por delante. Yo sé que es verdad. Felipe, pásame el agua… Eusebio quiere saber de dónde es el vino; explica Jesús el origen: Toro, qué vinos hacen en Toro; Celina cuenta un sucedido, Mariaje trae una creación nueva de la factoría de su cocina, Esther pregunta el proceso de la creación y degusta… como todos, con los sentidos entregados al gusto… Javier recuerda una clase de la facultad de Bellas Artes y nos vamos a Asturias en un recuerdo de una exposición de Eusebio. «Tú gustas mucho en Asturias», le dice Mayte. Sonríe Esther al oír su patria chica. Fernando acaba de llegar de Ecuador… nos cuenta cómo era el restaurante de uno de su días por la mitad del mundo. Y entonces Mayte empezó a contar sobre su alumno al final de la fila y ya sabíamos que algo para nosotros sencillo iba a ser una historia divertida, de la que queremos más, de la que va saliendo, que nos lleva en la risa de ver lo cotidiano con una salsa especiada. ¿Cómo voy a narrar sobre la maestra de las narraciones? Ella que nos embauca con historias ciertas que alegran la vida. Esa vida tan escasa que tenemos de verdadera vida, de la que ella era tan consciente. ¿Cómo aprender? Ya me gustaría, ¿qué tenemos que hacer para recibir un mensaje tan claro, luminoso? ¿Cómo dejar nuestra cabezonería ramplona y regalar la imaginación suelta con que envolver a los amigos? Lo tenemos ahí, el humor que cambia la forma y se aleja de la pesadez humana preocupada y sensata. Y sin embargo, nos resistimos a dejar nuestras limitaciones y ser como Mayte. Ahora lo tenemos, nos tenemos, y aun así nos privamos. Qué mayor satisfacción que los alumnos de una maestra aprendan una lección fundamental. Mayte, aún nos queda, tenemos que cambiar mucho. Aquí nos tienes, teniéndote en nosotros. Sufriendo nos dabas tu mejor tú. Y qué sencillo era. Parece fácil cuando lo haces fácil, pero nosotros no sabemos como tú. Vamos a dejar de estar pendientes de nosotros y nos vamos a dedicar a los amigos, Relaxing

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