In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

INMEMORIAM DE TU GRAN ALMA DE ARTISTA 136 CAPÍTULO 2 llorar, cuánta pena para tan pequeño lienzo. En aquella casa y en todas siempre sin parar, activa, positiva, pintando, cocinando, corrigiendo, «¡una lástima no ser florero!», nos decías, y nosotras, años más tarde, lo entendimos. Me gusta pensar en ti, hablar de ti. Salen recuerdos por todas partes, cualquier pretexto sirve para comentar en voz alta alguna de las tuyas y sonreír. Cómo has sacado todo el jugo a cada momento. Me dan ataques de risa al recordar a Juanín volviéndose loco saltando encima de ti, los bocadillos en los viajes, tus ojos en blanco con aquel cachorrito de culete gordo en la esquina de la cocina del parador, el erizo del jardín (primer erizo obeso, caso clínico), el cachondeo con el bisoñé, las pestañas con servilletas, los chicobizcos, ciertopelos, langarodumas, tu mirada de pillina, esa complicidad tan divertida, las risas y risas sin parar. Me encanta jugar con tus nietos, me da calor y aligera mi dolor ver cómo van creciendo con tus valores, comprobar cómo han recibido ya, envueltos en cromosomas, otros regalos de la abuela: veo en esos ojos vivarachos la gracia, rapidez, la bondad y alegría, pero, sobre todo, esa desbordante vitalidad tuya que todos conocemos. Son listos y divertidos, creo que sabrán disfrutar de la vida. Les contaremos cuánto les quieres, aunque ellos ya lo saben. Les contaremos cómo fuiste, Maite: moderna y tradicional, llama, sosiego, prudencia y sana locura, fuerte y delicada, mirada de frente, consejo paciente, palabra adecuada, humor inagotable, lucha eterna, cálida caricia, sonrisa perenne, revolución, calma, equilibrio, encanto, belleza, inquieta viajera, pintora apasionada, animadora, estimada profesora, esmerada cocinera, pizpireta, esquiadora, afectuosa, cuidadora, bailarina de luz, ahuyentadora de penas, restauradora, adivina, sanadora, mujer, artista, amiga, madre. Has puesto color y no solo en tus cuadros. Has sido y sigues siendo amor. Puede que todo esto te parezca muy cursi y te haga sentir un poco incómoda, como un mapa mal doblado, sé que me reñirás cuando nos volvamos a ver, pero luego me darás un abrazo largo y apretado.