In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 77 EPISTOLARIO A petición e insistencia de Eusebio, y con gran emoción e ilusión por mi parte, escribiré unas palabras sobre una persona entrañable, Mayte, con motivo de la exposición que se hará en su memoria Sé que esta exposición es un recuerdo a la persona como artista. Es imposible ser una verdadera artista sin transmitir en su obra su personalidad, seguro que los que entendéis de pintura captaréis lo que era y es Mayte. Yo no sé interpretar en su obra su personalidad, pero tuve la enorme fortuna de conocer personalmente a Mayte y a Eusebio, para mí hablar del uno va siempre unido al otro. Hace 10 años, en una situación vital muy difícil para ella, y en el transcurso de este largo periodo, ha habido días difíciles y otros más difíciles aún; y sin embargo, su enorme calidad humana, su forma de ver y entender la vida, su capacidad para transformar un día malo en uno bueno, hizo que en estos 10 años pergeñados de problemas, de dificultades e incertidumbre, ningún día dejara de sonreír, ni dejara de tener una frase ingeniosa y positiva, tanto para su situación, como para todas las personas que la rodeábamos. No es una exageración, no habrá habido enfermo en hospital de día o en hospitalización, enfermera, auxiliar, secretaria o médico que no recibiera una palabra de gratitud o de saludo, pero lo que es más difícil, transmitiendo en todo momento alegría y optimismo. Siempre fue una persona que se preocupó más de los demás que por ella. Creo, y no me equivoco, que lo peor de todo su proceso para ella fue el pensar lo que sufrirían sus hijos y por ellos mantuvo el ánimo y el aspecto físico inmejorable hasta el final. En cuanto a su comportamiento y actitud hacía mi, no tengo palabras para expresar el cariño que me mostró todos estos años. Se preocupó de cosas nimias que me podrían hacer ilusión, acompañándome en eventos profesionales y sociales fuera de Salamanca con un esfuerzo inimaginable, así como el quedarse a «investigar» conmigo en la cafetería de la enfermería pese a sus múltiples dolores. Y siempre recordaré, y Eusebio también, el mensaje gráfico de optimismo que me remitió en su último ingreso porque decía que no me veía muy triste ese día por ella. No se puede expresar con palabras la calidad humana de Mayte, no es un panegírico al uso, de verdad que yo no he conocido a nadie que en una situación como la suya, a lo largo de 10 años, no tres días ni cuatro sino muchísimo tiempo, haya sido capaz de mantener y contagiar la alegría de vivir como lo ha hecho ella. Estoy convencido de que lo hizo pensando en sus hijos, sus nietos y en Eusebio No puedo acabar sin reconocer la labor y el apoyo que tuvo en todos ellos; transmitían esa alegría, ese saber estar, ese enfrentarse con las dificultades con una sonrisa, de personas conscientes del problema pero que son capaces de afrontarlo. Creo, y me perdonaréis, Eusebio, Zipi y Pepo, si digo, que el mérito de esta actitud vuestra fue de ella que supo transmitiros su forma de ser y actuar. Toda mi admiración, todo mi cariño y mi nostalgia para Mayte y su pequeña gran familia. Juan Jesús Cruz

RkJQdWJsaXNoZXIy MjM4MTQz