In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 65 En mi caso hay tres «madres» que marcan mi vida: María Esther, mi abuela Amelia y, por supuesto, Maite. Recuerdo perfectamente el día en que nos conocimos, fue en Ávila, iba con Zipi en el coche bastante nervioso (había oído muchas veces la importancia de llevarse bien con los suegros, también esa frase de que quien se casa con una chica, se casa con su familia… estaba acojonado). Llegamos y fuimos directos a la inauguración de una exposición conjunta de Maite y Luse (yo iba medio preparado por Zipi para no asustarme del arte de Eusebio)…Entramos en la galería y llegan las presentaciones y me di cuenta que para ella también era importante ese momento, conocía al «gazmoñín» del novio de su queridísima hija. Maite estaba supersonriente, educadísima y como siempre simpatiquísima… ¡con la energía a tope! No pude sentirme más a gusto, bromeamos sobre los cuadros de Eusebio, «Armando, asistencia en Carretera», las tetas de otro cuadro o la cara que había pintado a otro…Y por supuesto me contó la nueva técnica con la que había realizado ella su colección, colección de la que tengo una obra presidiendo mi despacho. La relación con Maite fue desde el primer día de total confianza y trato cercano, no era la típica «suegrona», que era como la llamaba yo para bromear con ella. Tuvimos la suerte, de disfrutar mucho de ella, yo a veces pensaba: «Esta familia está como una cabra, no paran, no descansan», pero evidentemente ella sabía algo que no nosotros no sabíamos, su enfermedad… y se propuso disfrutar a tope, vivir la vida como creo que no he visto a nadie en mi vida, haciendo en muchos casos esfuerzos sobrehumanos, para que sus hijos y su marido no la vieran sufrir… la vieran disfrutar de ellos, de sus nietos, que eran su vida y que como ella me decía en los «gintonicos» nocturnos (prohibidos por la medicina, pero no por su amigo J. J.), «son los que me están alargando la vida». A mis hijos les digo, que su abuela nos ha dado una serie de lecciones de vida, de las que aún no son muy conscientes: generosidad, amor, valentía y constancia. Valores muy poco frecuentes en la actualidad y que ella no dejó de transmitir ni un solo día. Pedro Casielles CALEIDOSCOPIO

RkJQdWJsaXNoZXIy MjM4MTQz