In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 167 EPISTOLARIO Rosa Ángela A MAITE, LA ETERNA SONRISA No llegué…Aquella fría pero soleada mañana de marzo no llegué. No llegué a tiempo para ver abiertos por última vez esos ojos que lo decían TODO solo con mirarte. Y aun recordándolo se me encoge el corazón., Tan guapa, tan serena, tan bonita…. con esas manos de muñeca de porcelana que recibieron todos los besos del mundo y uno más… ¿Cómo expresar con palabras tantos sentimientos? ¿Cómo reflejar en apenas unas líneas tantos entrañables recuerdos? ¿Cómo dar a conocer sin quedarme corta lo especial de tu persona? La magnitud de tu huella? ¡ES IMPOSIBLE! Imposible porque no se puede explicar, solo VIVIR. Y ese fue tu leitmotiv, VIVIR. ¡Y cómo lo hiciste! ¡Vaya que si lo hiciste! Exprimiendo al máximo cada momento, cada instante, cada minuto y segundo… con una generosidad desbordante antes y después de ponerte malita. Con una sabiduría y una serenidad que llena de perplejidad mentes y corazones. TU SILENCIO, evitando el dolor temprano y las lágrimas de tus retoños, solo acompañado de la absoluta y muda complicidad reflejada en los ojos de tu amado Eusebio es la mayor lección de AMOR con mayúsculas que un ser humano, una madre, puede dar. Y tú se la diste, nos la diste. GRACIAS, Maite. Gracias y mil gracias por hacer de cada uno de nosotros alguien especial: desde el mayor hasta el más pequeño, desde el primero que llegaba hasta el último. Para todos había un gesto cariñoso y una frase amable, para todos esos brazos abiertos y un ramillete de besos. Todos teníamos hueco, todos importaban. GRACIAS por iluminar cada momento vivido a tu lado, por convertir lo triste en alegre, lo feo en bello (como las hadas madrinas en los cuentos), lo oscuro en luz. GRACIAS por hacer de tu sonrisa la de todos, por tirar de nosotros en lugar de nosotros de ti, por hacernos adictos a tu contagiosa risa… por ponérnoslo tan fácil poniéndoselo tan fácil. NOHAY PALABRAS. Sé que es difícil entender, tan siquiera adivinar, cómo la admiración y el cariño enorme a la madre de tu amiga del alma traspasa las líneas de lo cotidiano convirtiéndose en algo único y tan especial. Pero ese, este, es mi sentir. Esos ojos vivarachos, esa permanente sonrisa, esa forma de entender a los demás y empatizar casi de manera mágica hacía que en una mirada tuya hallara todo mi consuelo. GRACIAS, gracias y mil gracias por todo, por tanto… Siéntete orgullosa de tu legado, madre ejemplar, abuela de cuento, hermana cómplice, mujer apasionada y vibrante compañera… ENORME ARTISTA… enamorada de la vida y de tu familia. Una familia que es tu fiel reflejo, porque siempre serás el espejo donde se miren y nunca dejarán de hacerlo. Siéntete orgullosa. No podías haberlo hecho mejor. Ellos tampoco. Y como ya escribiría aquel poeta británico: «Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda, o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir». Pues eso haremos, Maitina, eso haremos. P. D. Cuídate mucho allá donde estés y sigue pintando… R. A.

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