In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 165 EPISTOLARIO Pilar Sanjuán Querida y añorada Mayte: La emoción contenida todavía me impide expresar mis sentimientos, profundos, verdaderos, sinceros. Me gustaría tanto decirte tantas cosas. Es difícil entender que a pesar del poco contacto, de lo mucho que hacía que no nos veíamos, tuviéramos ese vínculo tan arraigado que nos hacía no olvidarnos la una de la otra. Te fuiste antes de tiempo, o no, sólo Dios sabe cuando es el tiempo de cada uno, pero en todo caso el tiempo compartido fué estupendo. Nunca olvidaré tu alegría, tu sonrisa, el brillo de tus ojos y esa vitalidad contagiosa que te desbordaba. Amabas lo que hacías y eso se refleja en tu obra, no sólo pictórica sino humana. Has dejado huella en todas las personas que te conocimos. ¡Qué decir de tu familia, a la que me consta querías con locura!: Eusebio, tus hijos y nietos, hermanos, cuñados, sobrinos, amigos, discípulos y un largo etcétera de personas con las que coincidiste en tu camino. Nos diste un ejemplo de valentía y generosidad al no querer compartir tus malos momentos y mostrar sólo tu lado jocoso, amable, simpático y divertido que nunca perdiste. Supongo tus horas amargas, sin perder nunca la esperanza, manteniéndote fiel a tu esencia. No pude despedirme de ti, y eso lo tengo clavado, al igual que clavaré el Ángel, tu ángel, en el mejor lugar de mi casa. Por favor, ayúdame a superarlo, quizás estas líneas que te escribo de corazón lo consigan. Te quiero. Pilar Sanjuán Gabás

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