In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 141 EPISTOLARIO Domingo Sánchez A MI CUÑADA MAITE DE SU CUÑADO Y AMIGO, DOMINGO Si algo puede ser increíble, es coincidir con personas increíbles en algún momento de la vida. Pero aun más alucinante es poder llegar a conocerse y aprender aquellas actitudes combativas que algunas personas nos proponen. La autenticidad es una de las grandes posturas y maneras de ser que solo se adquiere con la disciplina de enfrentarte a todo lo que te hace un ser en constante movimiento. No creo que sea útil parecerse a nadie ni pensar como el otro, pero sí es, enérgicamente heavy , llegar a sentir que cualquier cosa puede hacerse porque está a tu alcance, incluyendo realizar sutiles y contrarias manifestaciones personales… ¡y que arda la cosa! Siguiendo a otras muchas contradicciones, estas me hacen pensar que una persona no tiene que dejarse guiar por nadie, excepto por sus padres. Mientras pudiste decir, no moriré, enlazaste con la fuerza necesaria para no perder ni un minuto de tu tiempo, ni de tu vida, haciendo de ésta forma de hacer, el futuro, e implicándote de tal modo con el presente, como con la esencia vital artística, pues hay poca diferencia entre ser arte y vivir el arte. Así es como yo vi a una persona que nunca se paró, que jamás dejó de hacer gestos de libertad, que por su fuerza y por su poder no es preciso enumerar en cualidades, pues finalmente todo es amor cuando nos sentimos en plenitud, sobre todo cuando para ella la medida de las cosas fue reconocer a la humanidad en el respeto a los colores y a los ojos relucientes. Me he fijado en estos momentos que la suma de sus esfuerzos es aroma de un ser libre pensador, cada día frente a una clave dentro del cautiverio de su obra, arrancando a la normalidad de un trabajo, creador de vínculos de continuidad y resistencia.

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