In memoriam de tu gran alma de artista: Teresa Sarto

TERESA SARTO 125 EPISTOLARIO Ramiro Tapia Querida Mayte: Siempre que te veo nos obsequias con una cálida sonrisa que en ti es instintiva como todas las virtudes que atesoras para bonanza de tus interlocutores, como la generosidad, la sensibilidad y la auténtica amistad que regalas a tus amigos. Yo he pensado alguna vez que esa nobleza inquebrantable que te acompaña, estaría legada de esa raza baturra que siempre ha flotado en los momentos clave de la historia, como en Agustina, Goya, Buñuel o Ramón y Cajal. Esa nobleza además la ensalzas con tus amigos en cualquier reunión, creando un espacio de paz, serenidad y confortabilidad. Testigo de esa dedicación generosa, recuerdo mi difícil búsqueda de un libro raro y agotado con un contenido genealógico de mi interés. Te lo comenté en una conversación. Me quedé absortó cuando un día apareciste con una copia del citado libro que conseguiste después de una meticulosa investigación, transformándose en el mejor regalo que podía haber tenido en mucho tiempo. Esa era Mayte Sarto, una mujer de altura y una excepción de calidad para los tiempos que corren. Ramiro Tapia

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