UNA TÉCNICA
En este proyecto es esencial la última fase del la creación de las imágenes. Se trata de convertir la idea inicial
en una imagen múltiple. La imagen, que inicialmente era única, se convierte en una imagen múltiple empleando
un proceso técnico que va a aportar tres aspectos muy interesantes:
El carácter múltiple, que permite repetir las imágenes manteniendo la misma calidad gráfica.
Obtener unas imágenes de gran calidad artística consideradas como obra gráfica original por el proceso seguido.
Y en tercer lugar, introducir un grado de transformación en las imágenes por la necesaria adecuación al lenguaje
y técnica del proceso seguido.
En esta última fase del proceso, se introduce la serigrafía con procesado digital como medio de formalización
técnica final de las imágenes.
La serigrafía digital es un proceso de impresión y todo proceso de impresión está condicionado a la obtención
de una matriz que será la portadora de la imagen final.
Hay que señalar que para imprimir una imagen con el proceso de serigrafía es necesario primero crear una
matriz. Esta matriz es una malla en la que las zonas de no-imagen están obturadas y las zonas de imagen
permanecen abiertas. Para imprimir la imagen la malla que la contiene se monta en un bastidor. La tinta es
desplazada por la malla con una rasqueta. La consecuencia de esta acción es que la tinta atraviesa la malla en
las zonas donde no está obturada y se transfiere al soporte o papel.
Si bien éste es el principio general básico de este proceso, hay dos modos de crear las matrices serigráficas.
Uno es el proceso tradicional, que cuenta con numerosos pasos o fases: 1. Paso de la imagen inicial a documento
fotográfico. 2. Descomposición de la imagen en fotolitos o transparencias fotográficas en alto contraste. 3.
Emulsionado de la pantalla con emulsión sensible. 4. Insolación de la pantalla en contacto con el fotolito. 5.
Revelado de la pantalla.
El otro modo de obtener una pantalla serigráfica es el proceso de impresión digital que hemos empleado en este
proyecto.
La empresa japonesa Riso ha desarrollado un proceso innovador de serigrafía creando una impresora de
pantallas serigráficas llamada Goccopro 100. Con esta impresora se han conseguido dos objetivos: reducir
enormemente los pasos técnicos de la serigrafía tradicional y a la vez conseguir una altísima definición en la
imagen final. Todo ello sin renunciar al modo tradicional de estampación manual directa.
En este proyecto de investigación artística hemos empleado el proceso digital de esta impresora de pantallas y
para ello hemos seguido una serie de pasos.
Los artistas proporcionan sus imágenes en soporte digital. Estas imágenes son tratadas digitalmente para
adaptarlas al proceso serigráfico. El caso más general es que el artista realice sus imágenes a color, siendo su
origen un dibujo o pintura o bien una imagen fotográfica. En ambos casos las imágenes son introducidas en un
programa de Photoshop para adaptarlas al medio serigráfico. Con este programa y dependiendo de su carácter
e identidad, se siguen distintos pasos. El más común es la descomposición en los colores básicos a través de
la herramienta de CMYK. Cada uno de los colores separados en capas es tratado con el filtro Enfocar y con la
Máscara de Enfoque introducimos en la imagen una reagrupación de los tonos en macro puntos. Después en
Imagen nos vamos a Ajustes y de ahí a Umbral donde la imagen se convertirá en alto contraste, es decir sin
tonos intermedios. Los tonos intermedios han sido sustituidos por una estructura de granos irregulares que
conforman las transiciones. Esto se produce por el paso previo por la Mascara de Enfoque. Se da este tratamiento
a los cuatro colores básicos de la cuatricromía: cyan, amarillo, magenta y negro. De cada uno de estos elementos
independientes se obtiene posteriormente una pantalla serigráfica.
Este ha sido el proceso mas usado en este proyecto aunque no el único, ya que el carácter gráfico de cada
imagen ha sido determinante para la elección del procesado más adecuado con el fin de obtener el resultado
más óptimo. Se pretendía que el resultado respondiera a dos objetivos: aproximarse a la imagen inicial del artista
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